martes, 14 de julio de 2009

21:00

Es como fatigarse de hambre pero que estás acostumbrado a que los dulces se paseen con sus falditas de colores por la ruta de tus ojos, ahí caminan que caminan por donde sabes que miras, caminan en torno a la comisura de tus labios, dando a conocer sus cuerpos redondos y así depositan de a poco y casi inconsciente su sabor, ahí es más difícil y menos tradicional que te toquen. Abres la boca, dejas que entren, y luego los escupes.
Es como quemarse los ojos por falta de sueños, pero que ahí están los mismos saboteando tu mente despierta, ahí estan y les gusta jugar con las labores cotidianas, y cuando te das cuenta, ni siquiera se dan el lujo de escapar; porque ahí estás tu tumbado en el piso del baño, antes de que terminaras de darte cuenta.

¡Es que no puedes!
¡No puedes vivir así, tienes que hacer algo al respecto! ¡Algo revolucionario!

Pero no importa, yo te entiendo.

1 comentario:

Bast. dijo...

La bella durmiente cierra los ojos pero no duerme. Está esperando al príncipe, y cuando lo oye acercarse simula un sueño todavía más profundo. Nadie se lo ha dicho pero ella lo sabe. Sabe que ningún príncipe pasa junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.-