domingo, 20 de octubre de 2013

La casa vacía
unas veinte veces por mes
mientras más evita mi ausencia
yo más me hago ausente
me hago pequeña
pero jamás ligera
yo me hago con las tijeras
un poder sucedáneo de cambiar
pero jamás ha sido cierto
que el papel puede volverse a unir
que los errores se pueden arreglar
no es que el pensamiento se oscurezca
no es que los sentidos se aplasten
yo pienso, entre el límite de la calma y el tormento
no merezco nada más que poca cosa
aunque discrepen las mejores intenciones
yo pienso, no se acerquen más
al monstruo que habita en mí
los he invadido
como las ratas que husmean lo ajeno
como cuando entran a sus casas, roendo
y mi casa está vacía
como debe ser
y que no sea admisible mi sentimiento egoísta y arrogante
por ninguno de sus oídos
por ninguna de sus preocupaciones
ni por mi boca envenenada
como debe ser.