Exista o no
la mar altanera
que venga rauda
y que roce mis pies
y que después
me queme el habla
Exista o no
el amor y su revés
yo seguiré cantando
cuando abras la ventana
yo seguiré cantando
Exista o no
un motivo
una canción
donde los ojos se tranquen
que frenen la paciencia
y un impulso que se lleve
toda mi inocencia
domingo, 24 de enero de 2016
domingo, 17 de enero de 2016
Ai si ded pipol
Cuanto más me pongo a pensar no dejo de asegurar que ya lo había visto antes. Un poco de lejos, pero antes que sucediera, un poco de cerca, pero no lo suficiente. Siempre tuve la sensación de estar viéndolo a través de mis ojos de vidrio trizado, como si cada fracción de él pudiera entrever dimensiones distintas de la misma cosa. Y esa cosa no eras tú precisamente, pero eras algo como tú. No vale la pena describirte, porque basta decir que te vi de verdad, te vi como si no existiera ninguna realidad excepto tu existencia. Tanto o más que un dios, pero también mucho de bestia. Tanto o más que una luz, pero con la sombra oculta, con la humilde capucha de la modestia. Eras de este mundo, pero en realidad, no lo sé.
Cuando recuerdo tantas cosas que he visto en el medio de la noche, por ahí por las 3 de la mañana, me encuentro agitada y rebuznando en mi cama como un animal asustado. La verdad abruma. Saber que te ha llegado una "carta" de dudoso origen especialmente para ti pero que no tienes puta idea de cómo leerla, cuándo leerla, o si en realidad no dice nada y ese es el mensaje, es tragicómico, por decir lo menos. Así venías tú, y así venía un numeral vertiginoso de detalles que días después me enteraba que se convirtieron en hechos bien precisos, como la muerte.
Le dicen sueños.
No sé si creerles.
Cuando recuerdo tantas cosas que he visto en el medio de la noche, por ahí por las 3 de la mañana, me encuentro agitada y rebuznando en mi cama como un animal asustado. La verdad abruma. Saber que te ha llegado una "carta" de dudoso origen especialmente para ti pero que no tienes puta idea de cómo leerla, cuándo leerla, o si en realidad no dice nada y ese es el mensaje, es tragicómico, por decir lo menos. Así venías tú, y así venía un numeral vertiginoso de detalles que días después me enteraba que se convirtieron en hechos bien precisos, como la muerte.
Le dicen sueños.
No sé si creerles.
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